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Un buen plan sanitario permite aprovechar todo el potencial de la alimentación, la genética y el manejo para producir más carne. Además, tiene un bajo costo y un altísimo retorno: por cada peso extra invertido se logran más de veinte. Una oportunidad para que la ganadería despegue a corto plazo.

 

“Las tecnologías disponibles en materia de sanidad tienen un rol muy importante en la productividad ganadera y un alto retorno económico. Es la inversión más rentable para incrementar la oferta de carne en poco tiempo”, dijo a Valor Carne el Ing. en Producción Agropecuaria, Sean Scally, Presidente de Caprove, cámara que reúne una treintena de laboratorios de distintas escalas, de capitales nacionales y extranjeros.  Y agregó que “con un plan productivo-sanitario óptimo, más allá del beneficio para el productor, como país tendremos más terneros y una mayor disponibilidad de carne tanto para el mercado local como para la exportación”.

 

Con la idea de conocer en qué medida la ganadería está aplicando este tipo de planes, Caprove realiza año tras año un análisis que tiene en cuenta las dosis comercializadas de cada medicamento veterinario y las compara con la cantidad de cabezas a tratar contra distintas afecciones. “En líneas generales, se cubre sólo el 50% de los requerimientos del rodeo nacional. Hoy, la inversión que hace el productor en sanidad preventiva es de $ 34 por animal y por año, cuando se deberían invertir $ 51, o sea que hay un déficit de $ 17 que traducidos al stock suman $ 900 millones. Esto evitaría pérdidas por $ 20.600 millones, entre enfermedades parasitarias, reproductivas, infecciosas y carenciales”, reveló el médico veterinario Juan Carlos Aba, Vicepresidente de Caprove.

 

Scally piensa que a pesar de que las herramientas sanitarias están a la mano, hay otros factores que “captan la atención del productor en la coyuntura”, refiriéndose a los problemas derivados de la situación macroeconómica.  “Pero desde el análisis puro de las inversiones, no hay duda de que con una gestión sanitaria adecuada, se obtienen resultados excelentes”, aseguró. Y retomando los números subrayó que “por cada peso extra invertido en prevención se logra una rentabilidad de $22,90”.

 

Nuevo enfoque

 

Así las cosas, desde la industria proponen aumentar la productividad a campo desde la sanidad. “Pensamos que ni la genética ni la alimentación ni el manejo, que son las variables que más penetración han tenido entre los productores, pueden mejorar la performance del rodeo si no hay sanidad. Es la base para aprovechar las otras herramientas y no al revés”, sostuvo Aba.

 

El directivo recordó que durante muchos años no se le permitió a la sanidad entrar en valor para discutir la productividad y fue el veterinario Gustavo Zielinski, del INTA Marcos Juárez, quien empezó a tener una mirada diferente. Según el especialista, del 40% de las vacas del país que no producen un ternero al año, la mitad se explica por enfermedades reproductivas. “Es decir que la sanidad permitiría mejorar el destete en un 20%. Esto, considerando las 22 millones de vacas del stock, da más de cuatro millones de terneros extra, cifra con la que se podría abastecer en forma fluida el consumo y la exportación”, explicó.

 

Para completar el panorama, Aba precisó dónde se pierden esos terneros. “De cada 100 vacas, se preñan 76 y de las 24 no preñadas, 12 se deben a sanidad. A su vez, de las 76 preñadas, seis terneros no nacen y, de ellos, cuatro se relacionan con la sanidad. Finalmente, de los 70 que sí nacen, mueren nueve, seis de los cuales por este tipo de problemáticas”, desglosó.

 

Luego, a lo largo del ciclo productivo, hay pérdidas importantes por parasitosis. “Por eso, producimos apenas 56 kg de carne por animal, mientras que Australia logra 76 kg y Estados Unidos 127 kg”, aclaró. Y aseguró que “la ganadería argentina tiene un gran margen de mejora aplicando un plan sanitario óptimo”.

 

Brecha bajo la lupa

 

Para saber dónde estamos parados en la materia, los números de Caprove son contundentes. Por ejemplo, en carbunclo, “en 2013, habría que haber vacunado 38 millones de animales y se produjeron 17 millones de dosis, o sea que se inmunizó sólo el 43% de la población meta”, dijo Aba. Un año después, la práctica se hizo obligatoria en Santa Fe y Buenos Aires. Entonces, “la industria produjo 25 millones de dosis, y en esas provincias se cubrió el 83%, un salto muy importante, aunque a nivel nacional se abarcó sólo el 66%”, pormenorizó.

 

En mancha y gangrena, cuya vacuna es la más difundida, se deberían utilizar 42 millones de dosis y la industria produce 33 millones. “Es un producto que a lo largo de los años demostró ser muy efectivo, pero se cubre nada más que el 80%”, subrayó. En cuanto a antiparasitarios, se necesita 200 millones de dosis y se producen 95 millones; con ello, se atiende el 48% de los requerimientos. “En muchos casos, además, se administran en forma incorrecta y sin una estrategia determinada, lo que causa pérdidas de 200 gr por día en las ganancias de peso. Esto, en los 60 días promedio de retraso en la aplicación, significa 12 kg por animal, mientras que el precio de una dosis equivale a 90/100 gr de novillo o sea que permite recuperar 120/140 veces la inversión”, advirtió.

 

Otros datos duros son los de las enfermedades reproductivas, contra las cuales se cubre apenas el 35% de la población meta. “Hay que usar 29 millones de dosis para vacunar una vez a las vacas y dos veces a las vaquillonas. ¿Cuánto produce la industria?: 10 millones de dosis”, planteó. “Con una buena vacuna reproductiva, la concepción mejora un 10%. No tiene explicación que los productores no la utilicen, estamos fallando en la transmisión del mensaje”, se sinceró. Y subrayó que “si a esto le agregamos números de manejo sanitario como, por ejemplo, que se tactan sólo la mitad de las vacas, tenemos una dimensión más acabada de la brecha tecnológica”.

 

Gerenciar la sanidad

 

Para la industria, el plan sanitario no es una receta en la cual se escribe lo que hay que hacer. “Ahí, radica uno de los problemas por el que no se ha logrado el éxito a campo, el haber querido hacer algo uniforme, independiente del planteo. Nuestra propuesta es que cada productor junto a su veterinario, haga su propia planificación, según los objetivos productivos, la región, las categorías de animales y los mercados de destino”, precisó Aba.

 

Finalmente, Scally destacó que “la gestión integral de la sanidad es una herramienta muy potente para crear valor. Como cámara estamos trabajando junto al Senasa y a otras instituciones del sector para transmitírselo a los productores y contribuir a que ellos, de la mano de sus veterinarios, puedan implementarla. Estamos convencidos de que esto tendrá un gran impacto en la producción argentina de carne a corto plazo”.

 

Liliana Rosenstein

Valor Carne

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